Si me sentara delante de usted y le preguntara directamente: “¿Qué prefiere Motor o Gasolina?”, seguramente usted no sabría que contestar, y si lo hiciera, no estaría seguro de haber elegido la opción adecuada.
Si para complicar más el escenario le digo que yo soy su asesor, y usted es un Empresario o Gerente de una empresa de la Región de Murcia, la respuesta se puede eternizar.
La mayoría de los asesores o consultores lo primero que hacen al llegar a una empresa es un Diagnóstico económico – financiero, y de esta manera malgastan el tiempo de su cliente, puesto que casi nada está en los números. Estos son siempre la consecuencia de muchos aspectos. Un informe de este tipo es como apuntarse al gimnasio para pagar la mensualidad y no ir, que no sirve para nada.
Sin embargo en mi caso, cuando me piden que asesore a una empresa para ayudarles a crecer, aumentar sus ventas o reducir sus costes, suelo hacer la dichosa pregunta. ¿Prefiere usted que su empresa tenga un buen motor o se decanta por escoger gasolina de sobra para mucho tiempo?
Metafóricamente siempre es bueno disponer de un buen motor que nos lleve a donde determinemos, con la velocidad que escojamos. Del mismo modo es fundamental disponer de gasolina suficiente para alimentar dicho motor, y no quedarnos en una cuneta empresarial. Se me ocurre también, que si invertimos en un buen motor seguramente durará más años y consumirá menos gasolina, y por tanto podremos invertir dicho ahorro en mejorar otra vez el motor.
Una empresa con un buen motor es aquella que tiene capacidad para generar suficientes beneficios a medio plazo, y aquella con gasolina es la que puede asumir todas sus obligaciones en tiempo y forma, y por tanto denota salud financiera.
El dilema surge cuando el Empresario cree que su problema es que el Banco no le ha renovado la póliza, o que el político de turno ha subido los impuestos. Obviamente todo cuenta, pero SIEMPRE el problema está dentro, y una empresa que va mal, es porque antes iba bien y no hizo nada para mantener esa situación, es decir no cambió nada, mientras el resto lo hacía.
Este aspecto es tan obvio para mí, que me pitan los oídos cuando me contratan para que consiga financiación, con el objetivo de “dejar dicho importe (gasolina) quietecito en el Banco para ir haciendo los pagos” ¡¡¡ERROR!!!
Esta capitalización es para mejorar tu motor, para invertir y revertir la situación actual con medidas que mejoren tu rentabilidad y posición en el mercado, no para “quemar cartuchos” que nunca volverán, y es en este punto cuando empiezo a escuchar música celestial.
En la actualidad el nivel de consultas que recibo ha crecido exponencialmente y con ello observo un profundo cambio en los empresarios de la Región, que empiezan a entender que la culpa está dentro de la empresa, en forma de costes pésimamente calculados, nula motivación del personal, lamentable gestión de los recursos clave, excesiva jerarquía o rancio personalismo, y lo más importante falta de cuestionamiento de como se hacen las cosas. Un empresario no se puede permitir decir que las cosas siempre se han hecho así, porque justo en ese momento se convertirá en un funcionario empresarial, y no hace falta que les diga como acabará en una coyuntura tan cambiante como la actual.
Lo idóneo es conseguir pilotar nuestra empresa por una senda rentable, a través de la generación de beneficios de un buen motor, y del mismo modo, con la gasolina suficiente para llegar a nuestro destino de manera saneada.
¿Y tú que prefieres un buen motor o mucha gasolina?