LIDERAR LA INCERTIDUMBRE

lunes, 8 de julio de 2013


Por todos es sabido que la adaptación al cambio está entre las habilidades prioritarias que todo profesional ha de tener consigo. Mucho más valor tendrá esta competencia profesional si somos los líderes de un proyecto, empresa o negocio personal.  Llegó la hora de que aprendamos a convivir con la incertidumbre e integrarla en nuestros objetivos en lugar de desgastarnos luchando contra ella. ¡Ejerzamos el liderazgo de la incertidumbre!

AJE Región de Murcia organizan una charla para aprender a “liderar la incertidumbre” y darle la vuelta a una realidad cada vez más variable que nos acompañará  a lo largo de nuestra vida.

Roberto Crobu, ponente de esta jornada, nos adelanta de forma resumida en este post las temáticas y contenidos sobre los que versará esta reveladora charla.

Muchos de nosotros afrontamos en el día a día nuestros procesos de toma de decisiones tratando de limitar al máximo las fuentes de incertidumbre y buscamos la forma más segura de avanzar hacia nuestros objetivos. Pero si algo nos está enseñando la coyuntura económica actual es que también la ciencia analítica de los pros y contra tiene sus límites y que, puestos a buscar, siempre habrá unas razones u otras que justifiquen una determinación o la contraria.

El aprendizaje de las “lógicas de los negocios” de los últimos años nos dice que entender a la incertidumbre como algo a eliminar o limitar a la hora de tomar decisiones, nos desvía y nos distrae de nuestros reales propósitos, y que antes que luchar contra ella, quizás sea hora de que aprendamos a convivir con ella e integrarla en nuestros objetivos. Es a partir de ese momento que iniciamos entonces a ejercer el liderazgo en la incertidumbre.

Quien no ve el riesgo, se estrella, quien lo trata de eliminar se paraliza, y quien lo asume y lo integra en sus decisiones, entonces prospera.

Pero liderar en la incertidumbre no basta y no lo es todo. De hecho, es lo que veníamos haciendo hasta el día de hoy sin ser conscientes de ello, autoengañados bajo la falacia de estar tomando decisiones seguras. Lo que no nos dábamos cuenta es que la seguridad no residía en las decisiones en sí que tomábamos, sino en la sensación nuestra, personal y subjetiva de pensar que estábamos tomando decisiones seguras.

Pero en la resolución de problemas complejos (que son todos aquellos problemas no vinculados a la lógica lingüística o matemática), interviene una cantidad de variables y factores cuyo control no está al 100% en nuestras manos. Muchos de esos factores y variables ni siquiera somos capaces de verlos, ni siquiera aquellos aspectos emocionales y transpersonales que subyacen una toma de decisión que, en fin de cuenta suele tener siempre una amplia componente emocional y subconsciente. De ese 100% de variables y factores, es conveniente considerar que muchos no conseguimos alcanzarlos con nuestra percepción o conocimientos; otros, somos conscientes de ellos, pero no somos conscientes a la vez que no dependen necesariamente de nuestra acción, voluntad y control; en otros, solo podemos actuar de manera indirecta y tratar de una forma más lejana o cercana de influir en ellos; y otros tantos, sí dependen de nosotros.

Liderar la incertidumbre tiene que ver con alcanzar un nivel de conciencia suficiente como para no preocuparnos de aquellos aspectos que no podemos controlar, ser conscientes de poder influir solo de una manera limitada en aquellos en los que podemos actuar indirectamente, sin perder la oportunidad de intentarlo, pero, sobre todo, de identificar cual es “nuestra zona de control”, y dedicar el 100% de nuestra atención y acciones en ocuparnos de lo que podemos controlar. Aún así, siempre podremos equivocarnos por ese margen de incertidumbre integrada en nuestra toma de decisiones, pero al menos no podremos decir que no habremos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para conseguirlo.
Tomar decisiones significa poder elegir con autonomía y auto-determinación entre abanicos de posibilidades.

Las decisiones seguras,  tomadas desde la libertad y autonomía de una persona, no existen.

Y cuando pensemos que una decisión es segura, entonces no esteremos realmente delante de una decisión en sí, no será una elección, sino un camino obvio, obligado y forzado por las necesidades impuestas por las circunstancias: en ese lugar no habrá ni autonomía, ni libertad, ni auto-determinación, ni decisión.



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