Por todos es sabido
que la adaptación al cambio está entre las habilidades prioritarias que todo
profesional ha de tener consigo. Mucho más valor tendrá esta competencia
profesional si somos los líderes de un proyecto, empresa o negocio personal. Llegó la hora de que aprendamos a convivir
con la incertidumbre e integrarla en nuestros objetivos en lugar de
desgastarnos luchando contra ella. ¡Ejerzamos
el liderazgo de la incertidumbre!
AJE Región de Murcia
organizan una charla para
aprender a “liderar la incertidumbre” y darle la vuelta a una realidad cada vez más variable que nos
acompañará a lo largo de nuestra vida.
Roberto Crobu, ponente
de esta jornada, nos adelanta de forma resumida en este post las temáticas y contenidos
sobre los que versará esta reveladora charla.
Muchos de nosotros afrontamos en el día
a día nuestros procesos de toma de decisiones tratando de limitar al máximo las
fuentes de incertidumbre y buscamos la forma más segura de avanzar hacia
nuestros objetivos. Pero si algo nos está enseñando la coyuntura económica
actual es que también la ciencia analítica de los pros y contra tiene sus
límites y que, puestos a buscar, siempre habrá unas razones u otras que
justifiquen una determinación o la contraria.
El aprendizaje de las “lógicas de los
negocios” de los últimos años nos dice que entender a la incertidumbre como
algo a eliminar o limitar a la hora de tomar decisiones, nos desvía y nos
distrae de nuestros reales propósitos, y que antes que luchar contra ella,
quizás sea hora de que aprendamos a convivir con ella e integrarla en
nuestros objetivos. Es a partir de ese momento que iniciamos entonces a ejercer
el liderazgo en la incertidumbre.
Quien no ve el riesgo, se estrella,
quien lo trata de eliminar se paraliza, y quien lo asume y lo integra en sus
decisiones, entonces prospera.
Pero liderar en la incertidumbre no
basta y no lo es todo. De hecho, es lo que veníamos haciendo hasta el día de
hoy sin ser conscientes de ello, autoengañados bajo la falacia de estar tomando
decisiones seguras. Lo que no nos dábamos cuenta es que la seguridad no residía
en las decisiones en sí que tomábamos, sino en la sensación nuestra, personal y
subjetiva de pensar que estábamos tomando decisiones seguras.
Pero en la resolución de problemas
complejos (que son todos aquellos problemas no vinculados a la lógica
lingüística o matemática), interviene una cantidad de variables y factores cuyo
control no está al 100% en nuestras manos. Muchos de esos factores y variables
ni siquiera somos capaces de verlos, ni siquiera aquellos aspectos emocionales
y transpersonales que subyacen una toma de decisión que, en fin de cuenta suele
tener siempre una amplia componente emocional y subconsciente. De ese 100% de
variables y factores, es conveniente considerar que muchos no conseguimos
alcanzarlos con nuestra percepción o conocimientos; otros, somos conscientes de
ellos, pero no somos conscientes a la vez que no dependen necesariamente de
nuestra acción, voluntad y control; en otros, solo podemos actuar de manera
indirecta y tratar de una forma más lejana o cercana de influir en ellos; y
otros tantos, sí dependen de nosotros.
Liderar la incertidumbre tiene que ver
con alcanzar un nivel de conciencia suficiente como para no preocuparnos de
aquellos aspectos que no podemos controlar, ser conscientes de poder influir
solo de una manera limitada en aquellos en los que podemos actuar
indirectamente, sin perder la oportunidad de intentarlo, pero, sobre todo, de
identificar cual es “nuestra zona de control”, y dedicar el 100% de nuestra
atención y acciones en ocuparnos de lo que podemos controlar. Aún así,
siempre podremos equivocarnos por ese margen de incertidumbre integrada en
nuestra toma de decisiones, pero al menos no podremos decir que no habremos
hecho todo lo que estaba en nuestras manos para conseguirlo.
Tomar decisiones significa poder elegir
con autonomía y auto-determinación entre abanicos de posibilidades.
Las decisiones seguras, tomadas
desde la libertad y autonomía de una persona, no existen.
Y cuando pensemos que una decisión es
segura, entonces no esteremos realmente delante de una decisión en sí, no será
una elección, sino un camino obvio, obligado y forzado por las necesidades
impuestas por las circunstancias: en ese lugar no habrá ni autonomía, ni
libertad, ni auto-determinación, ni decisión.