Aqui teneis el artículo escrito por Carlos Recio, Director Gerente del Grupo Portavoz, en el diario La verdad el pasado 28 de septiembre. Carlos hace un repaso de la situacion financiera de la región de Murcia planteando en base a ello una serie de cuestiones.
Y si los financiadores de nuestra deuda fuéramos significativamente los propios murcianos?
La actual coyuntura económica, la proximidad del cierre de un ejercicio en el que podremos medir la validez y alcance de las medidas de ahorro aplicadas por el Gobierno Regional, y la puesta en marcha de los mecanismos precisos para la confección y aprobación de los Presupuestos de 2012 nos invitan a la reflexión sobre el estado de la cuestión y alguna medida que ayude a aliviar la crisis que venimos padeciendo.
Con la advertencia, de que aunque economísta y empresario, no soy yo experto en asuntos macroeconómicos, voy a tratar de esbozar unas reflexiones, alimentadas por el sentido común, al respecto de la situación de deuda de la Región de Murcia, como objeto que nos preocupa y nos mueve a la búsqueda de soluciones.
Y si los financiadores de nuestra deuda fuéramos significativamente los propios murcianos?
La actual coyuntura económica, la proximidad del cierre de un ejercicio en el que podremos medir la validez y alcance de las medidas de ahorro aplicadas por el Gobierno Regional, y la puesta en marcha de los mecanismos precisos para la confección y aprobación de los Presupuestos de 2012 nos invitan a la reflexión sobre el estado de la cuestión y alguna medida que ayude a aliviar la crisis que venimos padeciendo.
Con la advertencia, de que aunque economísta y empresario, no soy yo experto en asuntos macroeconómicos, voy a tratar de esbozar unas reflexiones, alimentadas por el sentido común, al respecto de la situación de deuda de la Región de Murcia, como objeto que nos preocupa y nos mueve a la búsqueda de soluciones.
La Comunidad Autónoma tiene una deuda financiera de unos 2.700 millones de euros, lo que viene a representar el 10% de su Producto Interior Bruto. Se trata, por más que se pretenda decir otra cosa en el juego político, de un porcentaje aún pequeño si lo comparamos con otras regiones u otros países, lo que no quita para que resulte una cantidad más que respetable que, además, viene creciendo a un ritmo considerable.
Los empresarios nos quejamos desde hace bastantes meses del estrangulamiento financiero que existe en el mercado, que no permite el crecimiento empresarial ni un mínimo crédito personal que avive un poco el consumo. Y es que, a día de hoy, las entidades financieras están bastante más preocupadas de salvar y empequeñecer sus balances que de hacer mercado, que es algo de lo que tendrán tiempo, piensan, cuando amaine el temporal.
En consecuencia, los bancos no dan dinero, los clientes apenas consumen y malpagan y la Comunidad Autónoma no compra, y lo que compró no lo abona. Parece evidente que si la administración regional pagara esa deuda, las principales destinatarias de la inyección económica que eso supondría serían las empresas murcianas, que recibirían un gran alivio en sus finanzas, permitiendo con ello evitar despidos y cierres de empresas, pagar nóminas atrasadas e incluso afrontar alguna que otra inversión para mejorar el negocio.
A cambio, la contracción del consumo ha incrementado el ahorro de los murcianos, que tenemos depositados en los bancos y cajas, según estimaciones, más de 20.000 millones de euros.
Tras esta breve y sencilla exposición de la situación, me atrevo a preguntar: ¿y si los financiadores de nuestra deuda fuéramos significativamente los propios murcianos? Conseguiríamos que la Comunidad Autónoma pagara lo que debe, se aliviarían las empresas, se insuflaría algo de liquidez al mercado y los intereses de la deuda, que la administración satisfará, se detraería de nuestros impuestos, por lo que, básicamente, el círculo se cerraría, en gran parte, sin salir de la región.
Evidentemente, la clave de todo el proceso, que algunos calificarán de cuento de la lechera, está en que el Gobierno presente unos presupuestos creíbles, ajustados a la realidad, con un control férreo del gasto corriente y que contemplen la amortización de la deuda a un ritmo realizable. Sabemos que habrá recortes, porque se ha anunciado, pero ¿en qué partidas? Para pedir dinero y poner en marcha el engranaje hay que ser transparentes y demostrar que hay un plan, una idea, un proyecto. No dudo de que San Esteban lo tenga, pero aún no lo conocemos