Evite los Errores Más Comunes a la Hora de Afrontar la Crisis

jueves, 15 de enero de 2009

os reproduzco un artículo que hemos publicado hoy en La Verdad Antonio Planes y yo, ambos de Inforges Consultores

El hombre, por naturaleza, siempre ha tratado de adaptar el entorno a él más que adaptarse él a lo que le rodea. Algunos de sus grandes logros los ha obtenido gracias a esta tozudez innata, como llegar a la Luna, conquistar el Everest o conseguir hacerse rico vendiendo “comida rápida”. No obstante, el orgullo puede hacernos olvidar que nosotros y nuestras obras somos humanos y que podemos ser barridos del escenario a las primeras de cambio. No importa lo alto que hayas llegado, el Sol puede derretir tus alas en cualquier momento.

La crisis que vivimos es consecuencia en gran medida de haber vivido de futuro, de expectativas irreales; fruto de una gran falta de visión a largo plazo. Los expertos alegan que el primer paso para salir de la actual es ser conscientes de las limitaciones de nuestro sistema económico y financiero, y arreglar los problemas desde abajo. Esto es perfectamente aplicable a nuestro mundo empresarial.Haber vivido un periodo de bonanza en los últimos años no significa que nuestro modelo de negocio y estructura empresarial sean a prueba de bombas. Esto es algo de lo que ya se han dado cuenta muchos empresarios que ven como de la noche a la mañana se le acumulan dificultades hasta ahora inexistentes. No existe una receta única para salir airoso del empeño, pero sí existen una serie de principios comunes a seguir y para evitar los errores más habituales, que pueden resultar fatales:

Establezca un sistema de alerta temprana: El factor tiempo es prioritario, reaccionar tarde es una de las principales causas del fracaso de las medidas para afrontar una crisis. Se necesita una detección temprana de los síntomas, para lo cual es necesario un seguimiento continuado de los indicadores de la actividad, y así poder aplicar las medidas correctivas de forma inmediata. No todas las empresas se encuentran en problemas, pero nunca debemos relajar el control, especialmente en áreas tan críticas como la financiera.

Asuma su nueva realidad cuanto antes y póngase a trabajar de inmediato: Las empresas que tienen problemas actualmente han pasado ya generalmente la fase de “desconocimiento” y la de “incredulidad”, con lo que su principal preocupación debe ser actuar lo antes posible con un plan de viabilidad que les permita evitar llegar al punto de no-retorno (sí, existe). Sin embargo, algunos empresarios se empeñan en auto-engañarse llevados por el optimismo a veces patológico del emprendedor. Quítese la venda, sólo le hace daño.

Estructure un plan integral y sígalo a rajatabla: Otro error común es abordar acciones parciales y quemar los pocos cartuchos de que disponemos. Las medidas que se tomen deben tener el suficiente calado como para que la empresa pueda sobrevivir a largo plazo, a partir de unas previsiones realistas. Si aplicamos parches con cada nuevo incendio erosionaremos el negocio y la confianza en nuestra gestión y nuestra capacidad de reacción se verá mermada en sucesivos embates. El miedo al cambio y la falta de experiencia en este tipo de procesos pueden llevarnos a tomar caminos continuistas; asumamos que estamos ante una situación radicalmente diferente que requiere unos protocolos de actuación radicalmente distintos.

Mantenga la comunicación abierta: No olvidemos que este camino no podemos andarlo solos, necesitaremos el apoyo de entidades bancarias, clientes y proveedores para ejecutar las iniciativas previstas. Será muy complicado salir adelante si las medidas que planifiquemos no generan confianza en los grupos de interés. Es importante saber mantener un tono de comunicación que genere confianza y nos permita trabajar en las medidas necesarias, ganado tiempo.

Gestione adecuadamente los recursos humanos: No podemos olvidarnos en ningún momento del equipo humano, primer interesado en que la empresa salga adelante. Conseguir su compromiso exige ser transparentes respecto a la situación de la empresa y lo que se espera de ellos en estos momentos. Es un momento especialmente delicado para gestionar adecuadamente nuestra relación con el equipo. Hay que hacerlo con tiento.

Evite el pánico: Es altamente peligroso caer en el “todo vale”, pues corremos el riesgo de desmantelar los pilares de la empresa para salvar el corto plazo y quedarnos sin personas o activos vitales. Las medidas que tomemos no deben poner en peligro la continuidad del negocio, especialmente en lo referente a los Recursos Humanos (las reestructuraciones son un arma de doble filo) o la negociación con entidades financieras.

Confíe en asesores con experiencia real en restructuraciones: Toda vez que la última gran crisis data de hace más de 15 años, es raro que el empresario y sus asesores habituales cuenten con experiencia en la gestión de una fase turbulenta, en la que es necesario reestructurar el negocio, y además hacerlo rápida y eficazmente. Aspectos primordiales como la negociación con las entidades financieras, deben prepararse con mucho cuidado y a partir de un análisis exhaustivo e integral de la situación económica y patrimonial, un tipo de análisis que no manejamos normalmente. Esta situación requiere además que prime el criterio objetivo-empresarial, por eso un proceso de este tipo se beneficia siempre de una visión externa, que identifique claramente los obstáculos para la supervivencia de la empresa por encima de vínculos o relaciones preexistentes.Las empresas que busquen ayuda deben valorar además de la experiencia y la capacidad técnica de sus asesores, la capacidad para liderar e imprimir ritmo a todo este proceso. Debe realizarse una excelente gestión de tiempo y plazos, que tienden a estrecharse conforme la situación de la empresa se agrava, así como llevar un seguimiento continuo de los avances y reaccionar a tiempo ante imprevistos con dedicación plena al proceso.

Una vez elegido el asesor, confíe plenamente. Si le oculta parte de la situación, sólo se hará daño a sí mismo.

Esta crisis ha surgido de forma brusca e imprevista, pero muchas empresas están en condiciones de gestionarla y hacerle frente adecuadamente. Replantéese su modelo de negocio, busque la manera de adaptarlo a la situación actual. No pierda la esperanza en conseguir llevar a su empresa a lo más alto, pero necesitará nadar a contracorriente: acuérdese de llevar la botella de aire llena, la brújula y todo el equipamiento necesario y consiga los mejores compañeros de viaje.