¿REALMENTE SOMOS EUROPEOS?

martes, 15 de noviembre de 2011

Hace ya 54 años, concretamente el lunes 25 de marzo de 1957 que el francés Christian Pineau firmó junto con los representantes de Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Italia y por aquellos entonces la República Federal Alemana el Tratado de Roma. Este afirmaba en su preámbulo que los estados signatarios estaban “determinados a establecer los fundamentos de una unión sin fisuras”, en la práctica lo que se creó fue básicamente una unión aduanera. Posteriormente y con el gran esfuerzo de todos los que componemos esta unión de países se consiguieron libertades tan importantes como la libre circulación de personas y seguramente la meta más alta alcanzada sea la convergencia a la moneda única, el Euro.


“A priori” para cualquier persona esta unión podría resultar muy atractiva no solo a nivel personal sino también profesional. No hay nada mejor que un mercado maduro, un mercado en el que se supone todos podemos acceder sin que se nos pongan trabas para ello. Pero tristemente y después de 54 años todavía no hemos aprendido casi nada. Nos sentimos enormemente agredidos cuando empresas “extranjeras” (aun siendo Europeas) vienen a nuestra España cañí a simplemente ejercer su derecho a prestar servicios en cualquier país de la U.E. Pero no debemos sentirnos demasiado culpables, o al menos no solamente los Españoles. Esta aptitud es si cabe más acentuada cuando como empresario español intentas acceder a otros mercados, sin ir más lejos y como ejemplo el mercado Francés o Italiano, y te ves sometido a un abuso de poder por parte de las autoridades que te impiden trabajar en un intento desesperado y contra cualquier lógica Europeísta de frenar el desarrollo de empresas no nacionales en su territorio.


Me pregunto donde está la libertad de establecimiento y la libre prestación de servicios (Artículos 49 y 56, 57 respectivamente del TFUE) que son dos principios europeos fundamentales por los que se rige el mercado único de servicios , y así viene recogido en varias Directivas traspuestas a las diferentes legislaciones de los Estados miembros.

Estas situaciones de “si, pero no” me recuerdan inevitablemente la “crisis de la silla vacía ” de 1966 protagonizada en gran parte por De Gaulle para defender Europa de EEUU y de la URSS, pero siempre manteniendo una independencia nacional, en este caso Francesa.


Estoy convencido que no vamos por el camino correcto ni cuando atacamos ni cuando nos atacan.


Creo que la situación que atravesamos la mayoría de países de la U.E nos debería hacer estar centrados más en otras batallas, y tendríamos que aunar esfuerzos que sirvan para alejarnos de una vez por todas de esta situación, teniendo muy en cuenta que todos portamos la misma bandera, la Europea.

Celedonio Perea
Socio Director de Terra Fecundis
Vicepresidente Primero de AJE Region de Murcia